En su fonética se caracteriza, como todo el español hablado en América, por el seseo. También se presenta el yeísmo. Además, presenta la caída de la d intervocálica de los participios, por ejemplo, "salado" se pronuncia [sa'la.o] . La s de final de sílaba se aspira como en "costa" (['koh.ta]) o "buscó" ([buh'ko]). Se presenta también la pérdida total de la s en posición final absoluta y de la r final de los infinitivos: "las cosas" se pronuncia [lah 'kosa] y "caminar" [ka.mi'na]. Otra característica principal del español hablado en la ciudad es la fuerte nasalización de las vocales que anteceden a las consonantes m y n ("campaña" [kãm'pa.?a] y "anda" [ãn.da]). La n final se realiza velar: canción [kan'sjo?]. La jota se realiza como una aspiración suave ([h]), a veces casi desaparece, completamente diferente de la articulación velar de la jota española
De ninguna forma se presenta la geminación de las consonantes (por ejemplo d, t, p o g) posteriores a las líquidas r y l y la supresión de éstas: por caldo, por alto, fenómeno propio del español de los departamentos de Bolívar, Sucre y Córdoba, y del Atlántico a partir de Sabanalarga.
Salvo los localismos y las variantes fonéticas que se presentan como consecuencia normal de la expansión de toda lengua, y gracias a la morfosintaxis prácticamente idéntica a la del español estándar, el visitante originario de otras latitudes, cuya lengua madre sea el castellano, encontrará poca o ninguna dificultad en comunicarse con el barranquillero.
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